31 marzo 2009

Tiempo muerto

De vez en cuando hay que pararse y volver a pensar qué nos mueve para hacer lo que estamos haciendo aquellos que nos dedicamos a esto del fútbol base. Pasar un rato agradable, disfrutar del hermoso deporte llamado fútbol, apasionarse con las victorias, sufrir con las derrotas, pasar el fin de semana entretenido u ocupado, todas son razones válidas, pero hay algo más, y nada como acudir a los objetivos, a esos que deben de estar ahí siempre presentes. Un tríptico del club dice que nuestro objetivo es ayudar en la formación humana del niño. Y también le decimos al niño que si se quiere divertir jugando y si quiere aprender y hacer amigos, este es su sitio. Aprender algo de fútbol, por supuesto, pero sobre todo, el practicar esos valores universales que puede transmitir el deporte si es que se transmiten. ¿Quiénes son los responsables de la transmisión? Todos, absolutamente todos, y que nadie mire para otro lado. Desde el órgano federativo se insiste, el fútbol-7 es una categoría formativa, para lo cual, alguien debe formar para que otros aprendan. Si esto no se cumple, sobre todo a las edades que todos sabemos, esto no tiene ningún sentido. Por eso, cuando por acción u omisión no se actúa en la dirección correcta, uno se queda helado, tiritando de frío cuando oye justificaciones que no se sostienen y cuando ve pasividad a la hora de reaccionar ante hechos que nada tienen de intrascendentes. En definitiva, actitudes que de formativas no tienen ni el nombre y de las que el niño no sale riéndose, precisamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario